comunicado de rheco sobre la situación en palestina

comunicado RHECO sobre crisis ecosocial y situación en Gaza, 10 de mayo de 2024

RHECO solicita la suspensión de toda relación de las universidades con empresas que financien la industria fósil y la industria armamentística implicada en el genocidio sobre Gaza

 

La crisis ecosocial se acelera y todos los datos que desde el ámbito científico se vienen proporcionando al respecto del calentamiento global, la destrucción de la biodiversidad, la expansión de nuevos materiales contaminantes, la acidificación de los océanos, la contaminación del aire o la alteración de los ciclos del nitrógeno y el fósforo nos sitúan más allá de lo que han sido definidos como límites planetarios justos y seguros para la humanidad.

Ya no se trata tan sólo de una cuestión básica de justicia para las generaciones futuras o para las comunidades de animales, plantas y otros seres vivos a las que seguimos dañando. Se prevé que la frecuencia y magnitud de los grandes desastres se acelere cada año, multiplicando los trágicos efectos directos sobre la población que actualmente ya se sufren en todo el mundo, con especial intensidad en las poblaciones del Sur global que menos responsabilidad tienen de hecho en esta crisis ecosocial, inseparable de la expansión del capitalismo industrial en los últimos dos siglos. Puntos de inflexión climáticos que afectan a los corales, a la circulación de la corriente noratlántica, al permafrost o al Amazonas están siendo sobrepasados. Las consecuencias de traspasarlos son inimaginables, más allá de una terrible alteración fundamental del mundo tal y como lo conocemos hoy. Pensemos por ejemplo en los episodios de calor extremo, que incluirían muertes masivas por la incapacidad del cuerpo humano de compensar a determinadas condiciones de humedad el llamado estrés térmico, unos eventos que se estima que se irán multiplicando por el globo según nos acerquemos al incremento de dos grados centígrados respecto a la temperatura media preindustrial. Los golpes iniciales serían múltiples y desiguales, por regiones y estatus socioeconómico, pero irán afectando a todos de manera irreversible si no actuamos a tiempo. Eventualmente, de seguir avanzando en estas sendas de colapso ecosocial, el conjunto del sistema Tierra acabaría alcanzando un nuevo estado de equilibrio incompatible de hecho con cualquier tipo de vida humana. La pregunta sobre qué hacíamos desde ámbitos como las universidades en la década de los veinte (e incluso antes), cuando ya sabíamos todo esto, será entonces a buen seguro recurrente.

El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, al concluir su Sexto Informe de Evaluación (AR6) el pasado año, alertó de que si no reducíamos nuestras emisiones fósiles globales a la mitad para el año 2030 no íbamos a tener un planeta habitable. Desde las universidades tenemos el reto de asumir también medidas concretas para reducir nuestra huella de carbono y, más aún, para asumir una ecologización integral. Al igual que desde nuestra red asumimos la tarea de ecologizar las Humanidades en lo que hemos venido a denominar Humanidades ecológicas, necesitamos con urgencia una transversalización de las cuestiones ecosociales a todos los niveles y en todas las formaciones.

Qué duda cabe que el diagnóstico es claro desde hace décadas y, aunque avanzar hacia sociedades nuevas capaces de dar respuesta a todos los retos dibujados como nos propone hacer el decrecimiento no sea sencillo, muchas de las soluciones están al alcance de la mano. El 80% de las emisiones de combustibles fósiles a nivel global entre 2016 y 2022 han tenido su origen en tan solo 57 corporaciones privadas y empresas estatales (aunque, ciertamente, los combustibles extraídos y elaborados por estas entidades alimentan después casi todo en nuestras economías petrodependientes). En esta lista encontramos a la empresa española Repsol. La mayoría de estas empresas emitieron en este septenio más que en los siete años que precedieron a la firma del Acuerdo de París en 2015. Si ponemos la lente ahora en nuestro país el panorama es similar: un reducido número de empresas de la industria fósil son responsables de una parte muy importante de las emisiones en el Estado español. Así, las diez principales emisoras del país fueron responsables de un 20,5% de las emisiones totales españolas en 2022. Repsol y Endesa aparecen a la cabeza de esta lista, con más de 12 y de 11 millones de toneladas de carbono emitidas ese año (en este caso contando solo con una medida equivalente al alcance 1 de emisiones). Llegados a este punto resulta importante destacar cómo, con más de 4.000 millones de euros netos, Repsol obtuvo en 2022 los mayores beneficios de su historia.

Aunque sin duda no podremos obtener soluciones viables sin modificar a fondo nuestro modo de vida, y en particular acabar con la enorme desigualdad Norte-Sur que se encarna en nuestros modos de vida imperiales es una prioridad absoluta, tenemos también la obligación de desligar a nuestras universidades públicas de estos actores centrales en la actual trayectoria de caos climático.

Entre los años 2016 y 2022 el Banco Santander, el mayor banco español, financió con más de 51.000 millones de dólares a la industria de los combustibles fósiles en todo el mundo. Esto ha incluido la financiación de diversos proyectos extractivos en el Amazonas, justamente cuando otros grandes bancos internacionales como BNP Paribas y Société Générale ya la están prohibiendo. De este modo, la implicación del Santander en la deforestación mundial es enorme. Y no solo eso, sino que recientemente ha decidido expandir su estrategia fósil para financiar peligrosos proyectos de gas natural licuado, como el que desarrolla Venture Global LNG en el golfo de México.

Además, es sabido que la cuestión del extractivismo y la destrucción ecológica está íntimamente ligada a la mentalidad militar que sigue guiando las relaciones internacionales, así como a la inmensa huella de carbono que generan las guerras. En el caso del Banco Santander, se ha comprobado que ha estado financiando con más de 1.500 millones de dólares a la empresa Boeing entre 2021 y 2023. Esta compañía es responsable de dotar de cazas y helicópteros al ejército israelí, colaborando en el genocidio llevado a cabo contra el pueblo palestino. Asimismo, junto al BBVA, el Santander habría financiado también a la empresa francesa Thales, asociada para la fabricación de drones con la Industria Aeroespacial Israelí (IAI). Estas entidades bancarias españolas se encuentran también entre las financiadoras de proyectos solares israelíes en Territorio Ocupado Palestino del Valle del Jordán y en el desierto del Naqab/ Neguev.

Además de todo esto, el Santander financia a otras empresas armamentísticas como Airbus o Rolls-Royce, que a su vez suministran armas a países como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. De esta manera, la entidad financiera esquiva los acuerdos que tiene firmados y que, en principio, le prohibirían financiar directamente a países sancionados por Naciones Unidas o que no hayan ratificado acuerdos internacionales básicos sobre Derechos Humanos.

En este momento histórico, no deberíamos esquivar nuestra responsabilidad de alertar desde los órganos de gobierno de las instituciones científicas y universitarias sobre lo que nuestras investigaciones están advirtiendo al respecto de la actual emergencia planetaria. Al mismo tiempo, se hace preciso renovar el compromiso con la paz, la democracia y la justicia global que como institución de educación superior tenemos.

La revisión de los vínculos de todas las universidades con estas empresas tan implantadas aún en nuestra vida universitaria, de Repsol al Banco Santander o Airbus, se hace por tanto urgente. En pocos años, lo que hoy todavía se ve normal en muchos sitios será motivo de condena y gran indignación. ¿Cómo es posible que las universidades colaboren con quienes financian genocidios, la deforestación mundial y un calentamiento global que puede llevarnos a la extinción?

Como primera propuesta en esta línea, desde la Red de Humanidades Ecológicas (RHECO), y haciéndonos en gran medida eco de la Junta de Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en una petición similar, solicitamos a todas las instituciones que hospedan a nuestros grupos de investigación que trasladen formalmente a las empresas que financian la industria fósil y la industria armamentística implicada en el genocidio sobre Gaza su voluntad de romper relaciones con ellas.

En el caso de empresas privadas directamente involucradas, como Repsol o Airbus, solicitamos la ruptura de todo tipo de convenio de colaboración, cátedra promocionada o convenio/ consorcio de investigación. En el caso de los bancos, y muy en particular del Banco Santander, solicitamos que los rectorados respectivos soliciten que esta entidad detenga la financiación de la destructiva industria fósil y al actual genocidio que Israel está cometiendo sobre la población civil de Gaza, con la información de que si esta no se detiene, cancelarán su cuenta bancaria con dicha entidad.

En su lugar proponemos la apertura de una nueva cuenta bancaria con alguna entidad que carezca de vínculos con la industria militar y que se haya adherido a la campaña que solicita un tratado de no proliferación de las emisiones fósiles surgida al calor de la última COP 28. Entre las opciones que hemos comprobado, y tras la reciente incorporación de los 17 bancos de la Global Alliance for Banking on Values (GABV) a esta campaña, encontramos entre ellos que hay entidades con sedes en España como Fiare Banca Ética o Triodos Bank que serían unas opciones alternativas concretas, viables y adecuadas.

Asimismo, mediante esta declaración nos adherimos formalmente como Red de Investigación a esta campaña, firmada hasta la fecha por 12 Estados así como por más de 3.000 científicos y científicas, incluidos más de cien premios Nobel.

Para finalizar, animamos al resto de grupos de investigación y universidades a suscribir esta declaración.

10 de mayo de 2024

Se adhiere a esta declaración el proyecto europeo de investigación SPEAK 4 NATURE, así como los grupos de investigación THECO-UC3M (Técnica y Humanidades Ecológicas, coordinado por Adrián Almazán) y GIAOP-UAM (Grupo de Antropología de Orientación Pública, coordinado por Mª Ángeles Ramírez y Sergio Moreno). Y forman RHECO (RED2022-134805-T coordinada por Luis Arenas, Universidad de Valencia) en 2024 los siguientes grupos de investigación:

1. GHECO: Grupo de Humanidades ecológicas. Responsable Carmen Madorrán (Universidad Autónoma de Madrid).
2. Laboratorio Filosófico sobre la Pandemia y el Antropoceno. Responsable Antonio Campillo (Red Española de Filosofía).
3. Aktiba: Grupo de investigación en prácticas, aprendizaje y valores. Responsable Antonio Casado da Rocha (UPV/EHU).
4. Naturaleza, territorio e imaginarios culturales. Responsable Jaime Vindel (CSIC).
5. EKOPOL. Responsable Iñaki Bárcena Hinojal (UPV/EHU).
6. GEEDS: Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas. Responsable Óscar Carpintero (Universidad de Valladolid).
7. Red de estudios sobre sostenibilidad, patrimonio/participación/paisaje y territorio. Responsable Alberto Matarán (Universidad de Granada).
8. Grupo de investigación Filosofía y crítica de la cultura. Responsable Adrián Almazán (Universidad Carlos III de Madrid).
9. GREDS-Emconet: Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud, Ecología (Employment Conditions Network). Responsable Joan Benach (Universitat Pompeu Fabra).
10. Instituto CIRCE de investigaciones energéticas (Universidad de Zaragoza). Responsable Alicia Valero (Universidad de Zaragoza).
11. Environmental Humanities: Colaboratory (ehCOLAB). Responsable Juan Manuel Zaragoza Bernal (Universidad de Murcia).
12. Instituto de Patrimonio y Humanidades. Responsable Juan Manuel Aragüés (Universidad de Zaragoza).
13. Grupo de investigación en Educación Científica y Formación del Profesorado de Ciencias – DIDACIES. Responsable Amparo Hurtado (Universidad de Valencia).


Y además: Palestina_moción de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología (HEFA) de la UPV-EHU, 8.5.24