Gore Vidal provocaba un poco afirmando que en EEUU hay dos grandes partidos: el conservador y el reaccionario. Pero la broma del gran escritor estadounidense es, de hecho, conservadora.
Las fuerzas del “turbocapitalismo” basado en las finanzas y la tecnociencia no son ni conservadoras ni reaccionarias: ¡ya nos daríamos con un canto en los dientes si de verdad conservaran lo humano, si de verdad reaccionasen frente a la destrucción del mundo humano y la biosfera! El banquero de Wall Street o el científico-empresario volcado en la biología sintética no son conservadores: por el contrario, se consagran a una futurista huida hacia delante que trata de dejar a tras la rémora de la naturaleza humana, los pesados vínculos que solían atar el dinero a la producción de bienes y servicios tangibles, y la biosfera que nos traba con molestas ecodependencias.
Frente a esta alucinante deriva antropófuga, los comunistas o los ecologistas sí que somos conservadores…