Simultáneamente estos días: la primera vez que la Tierra cruza el umbral de los +2ºC sobre las temperaturas preindustriales (el viernes 17 de noviembre, de manera aún puntual) y la victoria electoral de Milei en Argentina (55% frente al 44% del candidato peronista Sergio Massa, el domingo 19 de noviembre).[1] Milei, un caudillo ultraliberal con motosierra que oye voces del más allá (incluyendo las de su idolatrado perro Conan, el mastín con quien se comunica, al parecer, a través de una médium –cuenta su biógrafo Juan Luis González, autor de El Loco).
En estos días pasados, varios analistas argentinos decían: incluso si pierde Milei, estamos ya en un país desconocido. Estamos ya en mundo desconocido, no sólo en lo político: también en lo climático, y en una biosfera terrestre que vamos empobreciendo y desfigurando hasta lo indecible. ¿Qué ocurrirá cuando se desplomen las cadenas tróficas oceánicas, o encadenemos un par de temporadas seguidas perdiendo cosechas de arroz y trigo?
“De qué riesgo me hablan”, pregunta Milei, “¿de qué salto al vacío?” ¡Si estamos yendo al infierno!” Sí, pero sobre todo nos adentramos en el círculo del infierno que precisamente él niega: ése frente al que advierte desesperadamente el Secretario general de NN.UU. Antonio Guterres (“hemos abierto las puertas del infierno” con la tragedia climática que está desplegándose). Milei es negacionista del cambio climático antropogénico y propone privatizar todos los bienes comunes y recursos públicos, incluyendo por ejemplo los ríos (“el argumento es que, si los ríos tienen propietario, dejarán de estar contaminados”).[2]
Aviso para optimistas: es un error decir, desde un círculo del infierno, que no se puede ir a peor. Aún hay círculos más siniestros del infierno –hasta esa extinción humana que la cultura dominante, esa del capitalismo caníbal (Nancy Fraser) que es nihilista y exterminista hasta la médula, lleva inscrita en sus banderas.
[1] Comenta con su lucidez habitual Azahara Palomeque en un hilo de tuits: “En 2008- 2009 se rompió la legitimidad mundial del modelo neoliberal. A partir de ahí, la izquierda denunció todo lo que nos habían robado durante décadas, creó movimientos (15M, Occupy, etc.), pero se dio de bruces contra barreras sistémicas que coartaban su acción; y la derecha aprovechó el malestar social para reforzar el modelo fallido, rescatando un imaginario obsoleto de la Guerra Fría que sigue dando réditos electorales. Si algo confirma Milei, como Trump, es el cambio de era, manifiesto en una insatisfacción masiva. Por el camino, se fue afianzando la posverdad con el capitalismo de la vigilancia, algoritmos, comunicación envenenada de beneficios bursátiles. Y está demostrado que, mientras más derechos se pierden, más triunfan las políticas del odio y la rabia (contra nosotros mismos). O la izquierda es fiel a su legado, amplía bienestar social y descarta fórmulas inservibles (el PIB), imaginando otros horizontes, o nos va a devorar un descontento hecho fascismo que sólo favorece a las élites, pero descarga ansiedades en su cristalización popular violenta.” https://twitter.com/Zahr_Bloom/status/1726467809923014762
[2] Mar Centeno, “Una mezcla de predicador mesiánico y estrella de rock”, El País, 20 de noviembre de 2023.