«donde no hay dioses gobiernan fantasmas»

“Donde no hay dioses gobiernan fantasmas”, sostenía Novalis,[1] y nuestro mundo contemporáneo parece decidido a darle la razón. Tanto en Oriente como en Occidente, supersticiones grotescas van ocupando el lugar de la racionalidad ausente. Expone Ansel Li que, en una de las ironías más llamativas de la historia, la República Popular de China, un régimen oficialmente ateo y marxista-leninista, que ha tratado durante mucho tiempo de suprimir todas las formas de religión organizada, ahora se encuentra atrapada en una oleada de superstición: “Después de la pandemia, lo que comenzó como un goteo se ha convertido en un torrente, una propagación incontrolada de adivinación, cristales de la suerte y espiritualismo de pacotilla, creciendo en el vacío dejado por la fe institucional y ampliado por una sociedad de Internet hiperconectada”.[2] Impresiona que la IA generativa esté focalizando esta oleada de nueva superstición: “En la cima de esta tendencia absurda hay una combinación tan extraña que podría hacer reír a un filósofo: la adivinación por IA. A finales de 2024 y principios de 2025, el gran modelo de lenguaje de origen chino, DeepSeek, ocupó la atención, preocupando brevemente a las empresas tecnológicas estadounidenses. Aunque su demanda se ralentizó más tarde, antes del Año Nuevo Lunar se convirtió en una locura nacional. ¿Y su característica más popular? Ni educación, ni los instrumentos o medios. Fue la adivinación impulsada por la IA. El comercio de la IA-Espiritual se volvió viral…”[3]

Ahora bien, esta transformación de las nuevas IA en oráculos semidivinos no está teniendo lugar en China: también, parece, en nuestro país. Noelia Ramírez documenta cierta “psicosis esotérica con ChatGPT”, explicando que una amiga suya le contó la semana pasada que uno de sus conocidos había decidido no quedar con una ex que le había amargado la vida demasiados años. “Cuando estuve a punto de aplaudir, ella me sujetó el brazo: Se lo aconsejó ChatGPT. Enmudecí con el resto del relato: el amigo había descargado la conversación de WhatsApp con su ex y le preguntó a la inteligencia artificial (IA): ¿Crees que debería volver a quedar con ella? El programa le contestó que era mejor no mirar atrás, y el joven se lo hizo saber a su antigua pareja: La IA dice que es mejor que nos veamos más. Que te vaya bonito, le vino a decir. Cuando le enumeré a mi amiga las cosas que arderán si alguna vez recibo un mensaje en esos términos, me contestó tajante: Es que paga premium en ChatGPT”. Y es que, según la periodista española, hay gente que ve a la IA “como algo mucho más trascendental que ese apañado rincón funcional en el que resumimos cosas, se nos aligeran tareas y acortamos tiempos en la vida acelerada. Para esas personas, ChatGPT es más que un terapeuta ocasional: es su nuevo Dios. Una entidad casi paranormal, el oráculo de Delfos moderno…”[4]

 

[1] Novalis: La cristiandad o Europa. Ediciones Rialp, 2021, p. 50.

[2] Ansel Li, „China: El auge de la superstición en un estado ateo”, sin permiso, 31 de mayo de 2025; https://sinpermiso.info/textos/china-el-auge-de-la-supersticion-en-un-estado-ateo . El autor escribe también:

“Sería un error ver esta ola de superstición como un defecto exclusivamente chino. Pero desde 2024, el auge de la superstición en China se ha convertido en una olla a presión donde se han congregado muchos problemas profundos: desaceleración económica, estrés laboral, agotamiento, sistemas en línea agresivos y una necesidad desesperada de significado.

Los jóvenes chinos no son naturalmente más supersticiosos. Pero están atrapados en un sistema inestable, y sin un futuro claro, están comprando unos ya hechos. Estos cristales y cartas del tarot no son tradiciones antiguas, son historias de solución rápida construidas a partir de lo que queda en el mercado. Mientras tanto, los vendedores y las plataformas continúan probando cuánto está dispuesta a pagar la gente para aliviar sus miedos.

Este ‘capitalismo espiritual’ puede desvanecerse, ya sea mediante regulaciones más estrictas o mejores condiciones económicas. Pero mientras exista una ansiedad profunda, estas combinaciones de emociones y dinero volverán, pero con nuevos símbolos, usando palabras como ‘bienestar’, ‘autoconocimiento’ o ‘destino’.

De esa manera, la ola de supersticiones de 2024 no fue un error, fue un aviso de lo que se avecina. Nos muestra que cualquier espacio vacío de significado será llenado rápidamente por algoritmos más inteligentes, y que el precio de estas ilusiones siempre recaerá sobre los más preocupados, los más desequilibrados y los más ansiosos por creer.”

[3] Ibid.

[4] Noelia Ramírez, “Psicosis esotérica con ChatGPT”, El País, 24 de junio de 2026; https://elpais.com/opinion/2025-06-24/la-psicosis-esoterica-con-chatgpt.html