Un poema de octubre de 2021, que viene al caso por algunos debates sobre Nicholas Georgescu-Roegen que tuve el gusto de compartir con las y los integrantes del Club de Lectura Naomi Klein el pasado miércoles 31 de mayo.
Releemos a Georgescu-Roegen, quien nos iluminó
sobre la ley de la entropía y su afección
a los procesos económicos. Ojo,
nos advierte don Nicolás, que Malthus
fue demasiado poco malthusiano. ¡Tanto
que aprender! Por ejemplo, ¿cómo bebemos agua?
Sabíamos que el tetrabrik no sirve; con el sabio rumano percibimos
que la cantimplora de acero o aluminio rellena con agua de grifo
a la larga no es inocente tampoco. Hay que elegir
entre lujos presentes y vidas humanas futuras,
nos conmina Emilio. Sí pero también –¿redefinir el lujo?
Diablos, ¿quién necesita medias de seda en Gaia?
La economía industrial es y será entrópica, pero
¿consideraremos alguna vez en serio
una economía simbiótica? Tras el tetrabrik
y la cantimplora metálica ¡viene la calabaza! ¡No como retroceso
sino como progreso hacia algún futuro vivible!
¿Nos pensamos de verdad como seres terrestres?
¡NO OLVIDEMOS NUNCA LA CALABAZA!
para Luis Arenas, Emilio Santiago Muíño, Jaime Vindel, Marga Mediavilla y José Manuel Naredo