Tras aprobar la dura y destructiva reforma laboral italiana de junio de 2012 –que facilita y abarata el despido, faltaría más–, la ministra Elena Fornero declaraba: “El trabajo ya no es un derecho, debe ser ganado, incluso, a través del sacrificio”. Sacrificarse para conseguir ser explotado: ahí estamos. El golpe de Estado/ golpe de Mercado que está destruyendo nuestra sociedad vacía de contenido las Constituciones democráticas. La española garantizaba los derechos sociales básicos –la educación, la salud, la vivienda y el trabajo–, pero eso se ha convertido en papel mojado.
Si hablamos de reaccionar como ciudadanas y ciudadanos, para mañana ya es tarde.