¿podemos concebir la igualdad social más allá de las fronteras nacionales?

Daniel Bernabé argumenta que “La izquierda debe apelar a la mayoría” (El País, 3 de octubre de 2024). Y la izquierda debe ver a la sociedad como es y no como nos gustaría que fuera, nos recomienda Bernabé. De acuerdo, sólo que este realismo intramuros ¿puede conciliarse también con algo de realismo extramuros (límites biofísicos, calentamiento global, Sexta Gran Extinción, etc.)? Para el periodista y escritor, lo que nos iguala y debería ser la base para conformar sujetos políticos es “la participación en la economía productiva” de las clases medias y trabajadoras, en oposición a la economía financiera de especuladores y rentistas. Admitamos que se trata de una posición de clase peculiar (análoga a la de Sarah Wagenknecht en Alemania): capitalistas “buenos” (de la economía productiva) aliados con los trabajadores frente a los capitalistas “malos” (especuladores), pero eso no es lo que me interesa ahora. Bernabé subraya que hay que garantizar “el nivel de vida material” (y también cultural) de la mayoría, en un país como el nuestro. Y aquí radica el problemón: ese nivel de vida material, en el Norte global (al que pertenece España), se logra en el seno de un modo de vida imperial no generalizable al resto de la humanidad… Las mayorías en un país como España somos una minoría privilegiada en el planeta Tierra.

¿Podemos concebir la igualdad social más allá de las fronteras nacionales? ¿Significa internacionalismo todavía algo para nosotros en el siglo XXI, cuando nos hallamos en situación de overshoot en el tercer planeta del Sistema solar? ¿Asumimos que nuestra huella ecológica –vinculada con ese insostenible nivel de vida material que Bernabé dice hemos de defender– ha de menguar, para que quede suficiente espacio ecológico para los demás seres humanos y otros seres vivos? “Llamar privilegios a los derechos conquistados no parece la mejor idea mientras lo reaccionario galopa a lomos del populismo”,[1] asevera Bernabé. Cierto que no, pero sucede que algunos de los derechos conquistados por las “clases medias y trabajadoras” en los Estados-nación del centro imperial no son generalizables (hay que repetirlo), y por eso son precisamente privilegios… Debemos defender hasta el final el derecho a la participación política, pero no considerar un derecho irrenunciable el automóvil privado (con sus masivos y letales efectos de conformación social).

¿No hay salida para el problemón? Diría que sí, pero sólo a condición de hacer frente con la mayor dureza al rumbo que el capital quiere (y logra) imponer a esa mayoría social constantemente invocada por Bernabé… Una forma de visualizar esto pueden ser las propuestas de turismo social y alternativo (para abordar la triple crisis donde se anudan la turistificación de ciudades y otros espacios, la elitización del turismo y la imposibilidad para amplios sectores populares de ir de vacaciones) que vienen desarrollando Ernest Cañada y otras compañeras de Alba Sud.[2]

 

[1] Daniel Bernabé, “La izquierda debe apelar a la mayoría”, El País, 3 de octubre de 2024; https://elpais.com/opinion/2024-10-03/la-izquierda-debe-apelar-a-la-mayoria.html

[2] Ernest Cañada, “ Enfrentar la turistificación, defender las vacaciones”, elDiario.es, 13 de septiembre de 2024; https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/enfrentar-turistificacion-defender-vacaciones_129_11641548.html