Dos reflexiones en las que recalo una y otra vez –la segunda la recordó varias veces Paco Fernández Buey, por ejemplo en el capítulo “Cambiar el mundo de base” de su libro Otro mundo es posible –Guía para una globalización alternativa–:
“Entre los seres humanos no hay una necesidad absoluta. Darse cuenta de ello es lo que hace que Homero y los trágicos griegos sean mucho más acertados que la Biblia o el Nuevo Testamento. El amor no dura siempre, los amigos se traicionan entre sí, la belleza se marchita, los poderosos resbalan en la sangre y sus ciudades arden. Los valores fundamentales son el amor, la amistad, el valor, la magnanimidad y la gentileza, pero es un fundamento limitado, y dura poco tiempo, pues depende de la inestabilidad del ser humano y de los caprichos de la naturaleza.” (Kenneth Rexrtoh en “El hasidismo de Martin Buber”)
“Examiné todas estas cosas, y cómo los hombres luchan y pierden la batalla, y cómo aquello por lo que habían luchado se logra a pesar de su derrota y cómo cuando esto llega resulta ser diferente de aquello que se proponían, y cómo otros hombres han de luchar por aquello que ellos se proponían alcanzar bajo otro nombre.” (William Morris en El sueño de John Ball)
En estas pocas líneas se halla sintetizado casi todo lo que una persona sabia podría enseñarnos acerca de la condición humana y el devenir histórico: así que no perdamos ocasión de aprenderlo…