1’3 por ciento

Cuando una medida socioeconómica se opone a la sed de beneficio del capital, y no puede ser apoyada por una fuerza social masiva –a menudo a través de luchas que duran generaciones–, el resultado es el que aparece en la proporción de 150 sobre 11.000: el 1’3% de las empresas cumplen la ley de integración de discapacitados en sus plantillas.[1]

 

Con la “captura y almacenamiento de carbono” pasaría algo análogo.[2] ¿Nos decidimos a poner fuera de juego la sed de beneficio del capital y su dinámica autoexpansiva?



[1] “¿Quiénes son esos 10.347 tipos y tipas? Los discapacitados que acabaron en paro a final de 2015. En Cataluña: que en esto es casi un paraíso en el conjunto de España. ¿Son muchos, son pocos? Una enormidad. En 2008 eran solo 4.019. O sea que han aumentado un 157%, casi tres veces más rápidamente que el total de desempleados, hasta medio millón largo (un incremento del 60,2%).

O sea que ser sordo, ciego o mudo en tiempos de crisis triplica tus probabilidades de quedarte en la cuneta. Y cuando viene la reactivación (que no recuperación, esa solo llegará cuando volvamos a los 4.019, el nivel de 2008), el respiro es mínimo: solo 288 encontraron empleo en 2015, un 0,27% del total de los parados con hándicap físico en 2014: 0,27%. 0,27%. 0,27%.

En realidad, ¿nos extraña? Todos conocemos a alguien con esa desventaja, sabemos que los primeros recortes de las Administraciones se aplicaron a quienes disponían de voz más débil (o ninguna) para protestar. Y al cabo estamos fabricados de la misma pasta humana que la peor burocracia. Porque si es evidente que las políticas activas de empleo —la recolocación, la reorientación, el reciclaje a través de los institutos públicos de empleo— han sido el gran fracaso laboral de este país, este se multiplica en el caso de quienes exhiben discapacidades.

Pero no es un fracaso imputable solo a la política y al aparato administrativo. También a las empresas que incumplen la ley y a los sindicatos y trabajadores que no protestan. Desde la Ley 13/1982, toda empresa con plantilla de más de 50 trabajadores debe reservar el 2% de empleos a los discapacitados. En Cataluña hay 11.000 de esas empresas, pero ¡solo 150! cumplen la normativa, recuenta el colega Sergi López…” Xavier Vidal Folch, “¿Quiénes son esos 10.347?”, El País, 1 de marzo de 2016; http://elpais.com/elpais/2016/02/29/opinion/1456767012_239850.html

[2] “Aunque quiera, Volkswagen no puede sacar del aire el anuncio de televisión en el que tres viejecitas aparecen ondeando un chal blanco en el escape de un VW a diesel. El escándalo de emisiones de Volkswagen es sólo el preludio de la farsa mucho mayor sobre el problema de las emisiones que se está preparando para la Cumbre sobre Cambio Climático en París, este diciembre [de 2015].

Shell y Exxon –entre otros– dicen a los líderes del mundo que es posible seguir festejando sin culpa. Aseguran que la industria de la energía puede seguir bombeando combustibles fósiles a la atmósfera gracias al desarrollo de una estrategia para la captura de carbonoque lo extraerá del aire para almacenarlo en el fondo del océano o en lo profundo del suelo. Lo que no se les explicará a los gobiernos en París es que esta tecnología es un mito.

En los últimos 14 años los gobiernos han anunciado más de 24.000 millones de dólares en apoyo a lo que eufemísticamente llaman «bioenergía con captura y almacenamiento de carbono» (BECCS, por sus siglas en inglés) y las empresas privadas ya han gastado 9.500 millones desde 2005 en el desarrollo de esas supuestas soluciones técnicas.

En 2009, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) advirtió de que los mayores emisores necesitarían construir 3.400 lugares de captura y almacenamiento de carbono para 2050. El costo aproximado sería de cuatro billones de dólares. En los últimos cinco años se han descartado o abandonado 33 sitios o plantas experimentales de esta tecnología. A la fecha, solo una planta está en operación, aunque algunas otras se encuentran en estados diversos de planificación o construcción. Según elFinancial Timesde septiembre ‘pocas tecnologías han recibido de los gobiernos y las industrias esa enorme cantidad de dinero para usarla en plantas experimentales por tanto tiempo, con resultados tan poco significativos’…” ETC Group, “Réquiem por otra falsa solución al cambio climático”, Rebelión, 5 de octubre de 2015; http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204057