28 de octubre, bolsonaro en brasil: sintético análisis de emilio santiago muíño

[Lo tomo de Twitter, con leves correcciones:]

«El 28-O fue un día trágico pero previsible. El ecologismo social lleva décadas analizando que los Trumps y los Bolsonaros estaban a las puertas. Urge clarificar el terreno del juego político del siglo XXI. Resumo algunas ideas que publiqué en el libro Petróleo.

El sobrepasamiento en el año 2006 del pico del petróleo convencional (dato de la AIE), el de alta rentabilitad energética, funciona como un fondo de verdad que hace que las problemáticas sociales de los últimos años perfilen sus contornos de modo mucho más nítido.

Desde entonces, aunque la producción nominal de petróleo ha seguido aumentando, la energía neta (energía real útil disponible para la sociedad) ha disminuido. En consecuencia, el crecimiento económico se ha vuelto una empresa cada vez más onerosa y que exige un sacrificio social mayor.

Por supuesto se recorta socialmente porque tras la ofensiva neoliberal los ricos están ganando por goleada la guerra de clases. Pero la crisis no es una estafa: la lucha de clases no opera dentro de una economía sana, sino en una que sufre una especie de enfermad degenerativa.

Con mirada energética (exergética/ termodinámica), el extraño empeño del capitalismo neoliberal en estropear el final de la historia pierde así su aire misterioso. Y figuras como Trump o Bolsonaro se nos revelan como realidades tenebrosas, sí, pero puestas en hora con el reloj de época con bastante precisión.

El pico del petróleo, por cierto, sólo es una de las muchas dimensiones de la extralimitación ecológica en curso: cambio climático, agotamientos de minerales, estrés hídrico, destrucción de biodiversidad… las turbulencias ecosociales del siglo XXI sólo acaban de empezar.

Ante la contracción energética del campo de juego económico y político, y la inestabilidad consecuente, se está imponiendo el «escenario 3», de competencia regional, que ya describió hace tiempo el Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid: http://www.eis.uva.es/energiasostenible/?page_id=2216

¿Qué es el Escenario 3? Desglobalización, involución democrática y repliegue nacional identitario para incentivar la competencia, y finalmente la guerra, por recursos a los que ya no podemos acceder de forma capitalista convencional (a un ritmo exponencialmente creciente).

Ante la nueva escasez estructural, se responde cerrando filas alrededor de un nosotros nacional que se prepare para responder al “no hay para todos” de modo predatorio: entre matar y empobrecerse (en términos relativos y partiendo de una abundancia enfermiza) se opta por matar.

Claves del proyecto Trump: todo lo que ya sabemos + apurar la copa de la era de los combustibles fósiles hasta las heces (negación del cambio climático, apoyo al fracking con desregulación e incluso previsible nacionalización para producir fuera de la rentabilidad de mercado).

Claves del proyecto Bolsonaro: lo mismo en versión latinoamericana, siendo la Amazonía y no el fracking su salvaje oeste ecológico.

Tras la flor de un día histórica del petróleo barato, ha regresado el asunto Hitler: lo que en el siglo XXI está en juego es el Lebensraum, el espacio vital. Y caben dos grandes respuestas: o arrebatarlo o compartirlo (lo que conlleva necesariamente hacer más pequeña tu demanda sobre él).

Entre las actuales democracias y su degeneración dextropopulista las diferencias son importantes, y hay que impedir cualquier retroceso en derechos. Pero son diferencias de grado, ya que el modo de vida del ciudadano promedio de la OCDE se sustenta en el imperialismo extractivista.

Por desgracia, el debate sobre el fascismo es todavía un debate de fronteras para adentro, que no cuestiona el carácter profundamente fascista de la arquitectura geopolítica global que sustenta los flujos de recursos que hacen posible la normalidad occidental.

Hasta que lucha por la justicia social y la lucha por un justo reparto global del espacio ecológico no sean la misma, lo cual es cualquier cosa menos fácil, la extrema derecha jugará con ventaja: su propuesta se ajustará más al marco de deseos mayoritario.

Reconstruir comunidad y esquemas de pertenencia. Crear una seguridad alternativa al caos neoliberal y a la oferta perversa de orden de la extrema derecha. Sí. Pero no ganaremos sin una revolución antropológica que rompa con la felicidad de consumo y sus expectativas inviables.

Karl Polanyi afirmaba que la diferencia entre fascismo y socialismo no era económica, sino moral y religiosa: el socialismo apuesta por la libertad en estas sociedades industriales complejas y bajo un postulado de unicidad –y por tanto de igualdad- de toda la humanidad.

Marx es también una parada obligatoria para entender la crisis ecológica. No sólo por su gestión de clase, sino también por que la sociedad capitalista posee «estructuralidad económica». Y sin eso no se entiende nuestro empeño autodestructivo en lo ecológico.

Pero Marx solo no basta, porque (entro otros fallos) asumió una hipótesis de abundancia material ecológicamente refutada. En este artículo intento decirlo mejor: También en el libro Ecosocialismo descalzo con Jorge Riechmann, Carmen Madorrán y Adrián Almazán.

Por eso la tarea es dual y simultánea. Por un lado la autodefensa de la sociedad frente al mercado: redistribuir riqueza y asegurar el derecho a vidas dignas. Esto es lo mejor que cabe esperar de Podemos y las fuerzas del cambio en el frente institucional.

Por otro lado ganar la guerra (asimétrica) por el sentido de la vida mediante una nueva definición cultural de la riqueza mucho más austera, lenta, sencilla, local: la lujosa pobreza. Sólo así podremos garantizar libertad y seguridad para toda la humanidad en un «mundo lleno» (saturado en términos ecológicos).

Ésta es más bien una carrera de fondo para el ecologismo y el feminismo. Y más allá de los movimientos sociales, para la creatividad social difusa y no organizada políticamente: en la sociabilidad cotidiana, en la cultura, en el arte, incluso en la iniciativa empresarial.

Ellos quieren hacer sus patrias grandes de nuevo. Nosotros y nosotras, patrias generosas que cuiden. Y estas necesitan nuevos eslóganes seductores. Escuché a Jorge Riechmann una vez uno que puede funcionar: menos segundas viviendas, más años sabáticos.”

https://twitter.com/E_Santiago_Muin/status/1057752241677967360