A, B y C tratan de no desesperar

 Hace unos veinte años escribí este poema –pertenece a mi libro Muro con inscripciones– que recoge un fenómeno muy habitual : como necesitamos esperanza y nos resulta más difícil engañarnos sobre lo que conocemos bien, tendemos a idealizar lo lejano… Volví a pensar en ello estos días, a propósito de los cambios propuestos en la educación superior en Chile.

http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/09/23/giorgio-camila-boric-y-otros-referentes-estudiantiles-salen-a-cuestionar-politica-de-becas-y-vouchers-y-reivindican-la-educacion-como-derecho-social/

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/12/24/america/1450984101_215877.html

https://twitter.com/MarzaAtack/status/679745384856563712

—————————————————-

A

desesperado de su ciudad y sus conciudadanos

se vuelve hacia B en la lejanía

–tan distante que apenas se distinguen

las cúpulas y torres más brillantes–

y le escribe: en tu lejana ciudad

verdaderamente sí que reinan la libertad y la paz,

es un modelo para todos.

 

B

que también desespera de su propia ciudad

y sus conciudadanos

sonríe con amargura para sus adentros

pero resiste porque sabe que en la remota

ciudad de C

es donde resplandecen verdaderamente

la libertad y la paz ejemplarmente

para todos.

 

A C solamente lo salva

de la desesperación irremediable y absoluta

saber de buena tinta que la distante ciudad de A

–tan lejana que apenas se vislumbran

las cúpulas y torres más brillantes–

es un ejemplo vivo de que en una ciudad al menos

reinan la paz

y la libertad

en realidad

de verdad.