El “nuevo imperativo categórico” que nos proponía Theodor W. Adorno, y con él Reyes Mate: repensar la verdad, la política y la moral a partir de la experiencia de la extrema barbarie –ésa que en el siglo XX emergió sorprendentemente asociada con elementos que pertenecían a lo más avanzado de la Modernidad (la técnica científica, la planificación burocrática, la racionalidad instrumental…) y que asociamos con topónimos como Auschwitz o Hiroshima.