a propósito del poliamor

Se pregunta Carlos G. Miranda de dónde saca la gente tiempo y energía para amar tanto –en referencia al poliamor, que parece conocer cierto auge, al menos discursivo.[1] Una respuesta sencilla: ¡basta con no ver la tele! En promedio, se cuantifica que hoy el consumo televisivo en España ocupa tres horas y cuarenta minutos a cada cual. Rebajar la ingesta de tele libera una cantidad ingente de recursos temporales –para dedicarlos al amor y a la democracia, sin ir más lejos…[2]

 

[1] Carlos G. Miranda, “El poliamor es un bajón”, 20 minutos, 1 de junio de 2016; http://www.20minutos.es/opiniones/carlos-g-miranda-poliamor-es-un-bajon-2760940/

[2] En una anotación de hace un tiempo escribía yo: La democracia cuesta demasiadas tardes libres, diríamos parafraseando a Oscar Wilde. Es una perfecta ilusión pensar que la “democracia liberal” –en rigor, poliarquías más o menos oligárquicas— tenga algo que ver con la democracia, porque ésta no es votar una vez cada cuatro o cinco años, sino participar en asambleas muchas tardes de cada mes. No se puede ser demócrata sin militancia cotidiana: la condición humana –y nuestra torturada relación con la jerarquía, la dominación y la igualdad— no da para mucho más. (Entrada en mi blog Tratar de comprender, tratar de ayudar del 2 demarzo de 2015: http://tratarde.org/la-democracia-cuesta-demasiadas-tardes-libres-diriamos-parafraseando-a-oscar-wilde/ )