En la hora punta del intercambiador de transportes en Sol, poco antes de las nueve de la mañana, un supuesto ciego –con gafas negras enormes y bastón blanco- corre a toda velocidad por el vestíbulo… Me quedo mirándolo asombrado, y es entonces cuando cae en la cuenta de su desatinada actuación, modera su marcha y comienza a comportarse como ciego.
Ah, la eterna comedia humana…