amar -más allá del ego y del endogrupo

La posibilidad de ir más allá del narcisismo del ego es el amor: una construcción de mundo, como sugiere Alain Badiou, desde el dos y no desde el Uno.[1] La posibilidad de ir más allá del egoísmo de grupo podemos llamarla –en clave ecológica— conciencia de especie, o también compasión: esa otra clase de amor que es más cáritas que eros. Construcción, también, de mundo: un mundo policéntrico en vez de uno centrado en el endogrupo.

 

En efecto, “construir un mundo descentrado más allá de mi simple pulsión de supervivencia o de mi interés egoísta bien entendido” (Éloge de l’amour, p. 32) puede hacerse en dos registros: la construcción amoroso-erótica como vínculo de pareja (o esa construcción más compleja del “poliamor”), que trasciende el yo; y la construcción amorosa –solidaria- compasiva como acogida del extranjero (el “prójimo lejano”, más allá del “prójimo próximo”), que trasciende el endogrupo.



[1] “En el amor el sujeto va más allá de sí mismo, más allá del narcisismo. En el sexo, uno está a fin de cuentas en relación consigo mismo a través de la mediación del otro. El otro sirve para descubrir lo real del goce. En el amor, por el contrario, la mediación del otro vale por sí misma. Eso es el encuentro amoroso: uno parte al asalto del otro, con el fin de hacerlo existir junto a uno, tal y como ese otro es. (…) Mientras que el deseo se dirige –siempre de forma un poco fetichista— a objetos selectos como los senos, el culo, la verga, el amor se dirige al ser mismo del otro, al otro tal y como ha surgido, armado con todo su ser, en mi vida así rota y recompuesta. (…) El amor es una construcción de verdad. ¿Verdad sobre qué? Sobre un punto singular: ¿qué es el mundo cuando se lo experimenta desde el dos y no desde el uno? ¿Qué es el mundo examinado, practicado y vivido a partir de la diferencia y no de la identidad?” Alain Badiou, Éloge de l’amour, Flammarion, París 2009, p. 28-30. Tradución de J.R.