algo más sobre la Gran Asamblea
“El mundo es una basura, pero estamos vivos”, dice el recluta Bufón al final de Full Metal Jacket (La chaqueta metálica), la película de Stanley Kubrick. Quizá podamos permitirnos añadir: y mientras estemos vivos, tenemos el deber de luchar por que el mundo sea un poco más cosmos, y un poco menos locura. ¿De dónde nacería una obligación así? Es lo que debemos a la Gran Asamblea: la que forman los seres humanos vivos, muertos y por nacer, junto con todas las criaturas vivas.
Antepasados al Rescate
Mi personal mito de la Gran Asamblea me remite a otro mito (de Joanna Macy en este caso): podríamos llamarlo Antepasados al Rescate. El punto de partida es que a la mayor parte de la gente, a lo largo del tiempo y en diversas culturas, no le ha parecido ninguna cosa rara que quienes viven en otras zonas temporales pudieran auxiliarnos. Malidoma Somé, escritor y chamán africano, lo expresa así: “En muchas culturas no occidentales, los antepasados se hallan en íntima y vital conexión con el mundo de los vivientes. Siempre están disponibles para guiar, enseñar y nutrir”. La escritora estadounidense (budista, ecologista profunda y experta en teoría de sistemas) sugiere: “Cuando estamos luchando o nos sentimos solas, podemos hallar fuerza moral abriéndonos a cierto sentido de apoyo ancestral. Así como un atleta puede actuar mejor cuando lo aclama una multitud, de igual manera podemos imaginar a una muchedumbre de antepasados animándonos en todo lo que tenemos que hacer para que no se detenga el río de la vida”.[1]
[1] Joanna Macy, “Ancestors as allies”, en Joanna Macy y Chris Johnstone: Active Hope. How to Face the Mess We’re in without Going Crazy, New World Library, Novato (California) 2012, p. 151-152.