autoconstrucción, centro de anudamiento y dharma

Hay una categoría de Antonio Gramsci que fue igualmente central para Manuel Sacristán y Francisco Fernández Buey y conviene evocar: la de centro de anudamiento.

En el décimo de sus Cuadernos de la cárcel el pensador y dirigente revolucionario sardo lo define así: las relaciones que se establecen entre el individuo, los demás seres humanos y la naturaleza “no son mecánicas. Son activas y conscientes, es decir, que corresponden a un grado mayor o menor de inteligencia que de ellas tenga el propio hombre. Por eso puede decirse que cada uno se cambia a sí mismo, se modifica, en la medida en que cambia y modifica todo el complejo de relaciones de las que él es el centro de anudamiento” (citado por Albert Domingo en su introducción a Manuel Sacristán, El orden y el tiempo, Trotta, Madrid 1998, p. 27). Se concibe al ser humano de forma dialéctica, dinámica y sistémica, como una unidad de pensamiento y acción individuales que se interrelaciona con un entorno (social y natural) múltiple y cambiante, y es a su vez consecuencia del mismo (¡realimentaciones!).

Modestamente, he de decir que el centro de anudamiento de Gramsci está muy cerca de mi idea de autoconstrucción que –he insistido sobre ello en más de una ocasión– hay que concebir como una tarea colectiva y comunitaria, no primordialmente individual–aunque también tenga esa dimensión individual. Gramsci subraya más la dimensión colectiva, el budismo lo hace con la individual, cuando se refiere a la negación del ego en la vía del dharma:

«La negación del ‘yo’ cuestiona solamente el concepto de un yo estático independiente del cuerpo y de la mente; no en el sentido corriente de uno mismo como persona distinta de todas las demás. Este concepto de un yo estático es el impedimento primordial para la realización de nuestro potencial único como ser individual. Al disolver esta ficción mediante una visión centrada de la transitoriedad, la ambigüedad y la contingencia  de la experiencia, somos libres para crearnos de nuevo» (Stephen Barchelor, Budismo sin creencias, Gaia eds., Móstoles 2005, p. 130).

El centro de anudamiento de Gramsci, el sinyó (anatman) de la práctica del dharma: la tarea de autoconstrucción.