«bajo el mismo cielo/ los cerezos en flor/ y yo que me muero»

(Venir ya vomitados de casa.) Tras una mirada hacia el derredor trágico del mundo, Félix Grande sentenciaba: “Todo esto, sencillamente, produce náuseas. Pero habría que hacer algo más que vomitar.”[1] Y tiene mucha razón: sólo vomitar, arrojar sobre los demás nuestro asco y nuestra sensación de impotencia, es una irresponsabilidad… ¡especialmente si estamos hablando de intelectuales! Al espacio público hay que venir ya vomitado de casa.

 

(Asumir nuestra mortalidad.) “Bajo el mismo cielo/ los cerezos en flor/ y yo que me muero”, dice una copla de Isabel Escudero… Asumir la finitud, y a partir de ahí: la solidaridad, la biofilia, el cuidado.

 



[1] Félix Grande, Genealogía del frío, Editora Regional de Extremadura 2003, p. 119.