bruno latour en ‘el país’

Hay que felicitarse de que El País dedique dos páginas enteras a Bruno Latour, y la portada de su suplemento IDEAS, con un título exaltante («El filósofo del planeta Tierra»). Hemos aprendido mucho del «último Latour» (yo trabajo su libro ¿Dónde aterrizar? con mis estudiantes). No obstante, algunos matices:

a) Latour nunca habla de capitalismo. Esto contribuye a explicar que haya alcanzado un lugar mediático prominente estos últimos años, en Francia y más allá. Tal hueco no se lo tenemos en cuenta, porque aporta mucho en diversas dimensiones de la crisis ecosocial y su pensamiento es fértil; pero constituye una debilidad analítica importante.

b) Sus aportes mayores, en todo el último tramo de su pensamiento, tienen mucho que ver con la teoría Gaia, que él ha asumido y contribuido a desarrollar. Pero precisamente eso se minimiza en el artículo de Máriam Martínez Bascuñán: Gaia sería una «metáfora».

c) Se afirma que «Latour puso el clima en el centro de todo», pero eso es injusto hacia él (su análisis es bastante más complejo) y nos desencamina. ¿Poner el clima -la catástrofe climática- en el centro de nuestra crisis de civilización? No: la extralimitación (‘overshoot’) en el centro. Lo primero no nos remite de inmediato a las dinámicas del capitalismo; lo segundo sí.

d) El artículo de Martínez Bascuñán evidencia lo desnortados que andamos como sociedad a la hora de pensar dónde estamos y «cómo aterrizar», cómo «volver a ser terrestres» (Latour). Así, por ejemplo, cuando ella pone en el futuro el momento en que «de veras se requieran de nosotros cambios reales y duraderos de nuestros estilos de vida» (¡eso era ya hace medio siglo!) o cuando habla de «una nueva e inevitable necesidad: reducir esos dos grados que marcan nuestros precarios acuerdos climáticos» (no se trata de reducir esos dos grados, imposible, sino de tratar de no sobrepasarlos, casi imposible).

Nosotros ya tuvimos a nuestro gran filósofo de la ecología: fue Manuel Sacristán en todo el último tramo de su vida (1975-1985), desde Barcelona. Y lo que pasó, básicamente, fue que no le hicimos caso (ni su familia política compuesta de diversas izquierdas, ni la sociedad española en su conjunto): ésa es una de las razones por la que nos hallamos en la catastrófica situación actual.