Se da por sentado que internet seguirá desarrollándose y transformándolo todo –e internet caerá.
Se da por sentado que el trabajo (humano) se convertirá en una suerte de bien escaso, y que el problema será la inexistencia de demanda solvente para consumir lo que produzcan los robots –y sin embargo será menester trabajar cada vez más, a medida que avancemos en el descenso energético.
Se da por sentado que habrá fuentes de energía capaces de sustituir el petróleo (y los demás combustibles fósiles) –pero no será así.
Se da por sentado que el calentamiento global se desplegará como un fenómeno gradual al que el capitalismo sabrá adaptarse –y en cambio será un encadenamiento de catástrofes que se llevará por delante casi todo lo que llamamos civilización.
Se da por sentado que la generación de los hijos, la de los nietos seguirán adelante –y no obstante la mayoría de esos descendientes serán exterminados.
Ah, lo que sería posible hacer… si tuviésemos los recursos (los más básicos de todos: fuerza militante organizada para la transformación social bajo un “mito ilustrado” unificador, y tiempo, sobre todo tiempo), los recursos que no tenemos.
Y sin embargo, Casandra no puede encerrarse en sí misma como profetisa aislada: tiene que ser militante.