Un conocido experimento filosófico imaginario apela a la situación de un cerebro dentro de una cubeta (mantenido vivo y conectado a un simulador de realidad virtual). Me va pareciendo que la gran mayoría de los profesores universitarios españoles son, esencialmente, cerebros dentro de sus cubetas. Se imaginan que practican el pensamiento crítico, se imaginan que son de izquierdas, se imaginan que contribuyen a crear una sociedad mejor, se imaginan que sus elucubraciones tienen algún efecto en el mundo real, se imaginan que viven en el mundo real. Ah, esos cerebros confortablemente instalados en sus amnióticas cubetas…