ciénaga

En los días malos, uno piensa que seguimos preguntando “Cómo va la vida” o “Qué tal estás”, al encontrarnos con nuestros conocidos, por mera inercia. Si nos ajustásemos a la cultura dominante, habría que preguntar más bien: “Qué estás vendiendo en qué mercados”. Hacia esa ciénaga nos empujan.

Pocas expresiones más características de una época que el omnipresente sintagma “reinventarse a sí mismo”; y pocas que me resulten más odiosas… En cuatro palabras se junta la violencia de esa “modernidad líquida” capitalista que convierte a la gente en un conjunto de empresas unipersonales forzadas a “innovar” constantemente para poder seguir compitiendo en los mercados, y la pátina de glamour con que la sociedad del espectáculo quiere barnizarlo todo, de manera que bajo la superficie pulida no se adivine la podredumbre interior.