El 1806 los ejércitos de Napoleón invadieron Kassel, en la región alemana de Hesse. El joven Wilhelm Grimm (quien se convertiría en importante lingüista y mitólogo, recopilador junto con su hermano Jakob de la más grandiosa colección de cuentos populares europeos) escribió: “Jamás podré olvidar los días en que asistimos al derrumbe de todas las instituciones todavía existentes (…). El celo con que acometía los estudios del alemán antiguo me ayudó a superar la depresión espiritual. (…) Pero no sólo nos dedicábamos a buscar algo de consuelo en el pasado, sino que nuestra esperanza era, por descontado, que este pequeño esfuerzo nuestro contribuyera mínimamente al retorno de días mejores”.[1] Nosotros no estamos aún (en este país) en el momento del “derrumbe de todas las instituciones todavía existentes”, aunque llegará; y aun así puede sernos de ayuda el talante con que Wilhelm Grimm abordaba su particular fin de mundo. Tratar de comprender, orientando el estudio (y la praxis) hacia lo que pueda contribuir “al retorno de días mejores”, es un buen consejo. En nuestro caso: ecosofías, Tercera Cultura, agroecología, ciencias de la complejidad, teoría Gaia…
[1] Citado en Joseph Campbell, El vuelo del ganso salvaje. Exploraciones en la dimensión mitológica, Kairós, Barcelona 2019, p. 20.