«…he llegado a ver esvásticas en una sección de “comentarios”. He visto cómo a un periodista le amenazaban de muerte y a una escritora le deseaban un cáncer por haber manifestado opiniones sensatas y educadas pero que algunos consideraron merecedoras de tales ferocidades, simplemente porque no estaban de acuerdo con ellas. He leído descalificaciones absolutas y calumnias delirantes, sin la menor base, lanzadas por el puro placer de hacerlas circular. Porque sí, porque se ha abierto la veda, porque todo vale y todo se puede.
Estamos ante un serio problema cultural y ético. En el mundo digital está creciendo una espiral de intervenciones hijas de la crispación y la malevolencia, o, lo que aún sería más inquietante, concebidas para pasar el rato, para echar leña al fuego porque sí. “No es que piense lo que he dicho: insulto para ver qué pasa y para echarnos unas risas”, leí el otro día, y me vino a la cabeza aquella tremenda y españolísima coplilla que se cantaba en Madrid poco antes de estallar la guerra: “Te ofendo porque te ofendo / y ahora te voy a matar/ pa’ que vayas aprendiendo”.»