«contra el periodismo cultural», por peio riaño

«Urge responder por qué es necesaria la sección de cultura de un periódico, por qué no es un espacio para desengrasar la lectura, por qué no es un laxante, por qué no es un lugar para entretener y despistar a los problemas, por qué no convertimos al lector en un consumidor, por qué no somos una actividad extraescolar, por qué no lo retenemos con fuegos de artificio, por qué formamos parte de la esencia del periódico, la noticia. ¿Y qué es eso? Puntos suspensivos.

Están calientes las explicaciones de Lorenzo Silva hoy en El Cultural: “El periodismo se jodió en el momento en que perdió la independencia que le permitía ser molesto, sumergirse en las historias para emerger con algo de verdad significativa entre los dientes”. No puedo estar más de acuerdo con él. Y lo jodimos nosotros cuando dejamos de morder. Necesitamos morder más y relamer menos. La palabra es la herramienta y a ella debemos nuestro respeto, pero no es el fin. La palabra ni lo justifica ni lo determina. Imaginemos a un periodista cargado de adjetivos en la presentación hace cuatro años de esa magna obra de la indecencia llamada Diccionario Biográfico Español, publicado por la Real Academia de la Historia. El periodista sale de aquella reunión beatona con cuatro o cinco datos interesados, cuatro o cinco ripios agradecidos y se olvida de lo interesante, el contenido. A doble página las palabras elogiosas de los reyes, la ministra, el director de la Academia y ni una mención al autoritarismo ni al totalitarismo franquista…»