La NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EEUU) ha logrado convertir al George Orwell de 1984 en un escritor costumbrista, escribe Javier Rodríguez Marcos (“El peor sitio del mundo”, El País, 26 de agosto de 2013). Por desgracia, la observación es generalizable: en el siglo XXI, corremos el riesgo de que las peores distopías literarias del siglo XX queden por debajo de las realidades atroces hacia las que avanzamos.