¿Cómo podemos, cada uno y cada una de nosotras, conservar ciertos mínimos de salud mental dentro de un sistema que para la gran mayoría es la demencia organizada? Sólo resistiendo. Solamente luchando. Sólo diciendo NO –esa sílaba del NO a la que se refiere Montaigne (Ensayos I, XXVI) señalando que quizá la incapacidad de algunos pueblos para pronunciarla “tal vez ha dado materia y ocasión a La Boëtie para componer su [Discurso de la ] Servidumbre Voluntaria”.
Giani Vattimo en una entrevista, en noviembre de 2012: “La vida no es para divertirte, es para luchar y resistir. ¡Eso proporcionan salud mental! El malestar psicológico deriva de no tener por qué luchar.”
Sólo diciendo NO –y luego, o más bien al mismo tiempo, diciendo “sí” en un plano diferente a aquel donde decimos NO.