El perfeccionamiento de los medios y la destrucción de los fines es la “marca de fábrica” de nuestra época. Albert Einstein se refirió certeramente al fenómeno en una emisión radiofónica, el 28 de septiembre de 1941: “La perfección de los medios y la confusión de los fines es lo que caracteriza nuestra época”.[1]Un excelente ejemplo de esta trágica deriva instrumental lo proporcionan los sistemas de “evaluación de la calidad” académica (o simplemente laboral) que se implantan en todas partes para ayudarnos a progresar hacia la “excelencia” neoliberal. La potencia de disciplinamiento de esta supuesta evaluación cuantitativa de la calidad es impresionante: un verdadero pantano de burocráticas arenas movedizas donde todo lo que pueda suponer sentido crítico, alegría vital, compromiso democrático y sustancia moral emancipatoria se van hundiendo lentamente.
[1] Ahora en Albert Einstein: el libro definitivo de citas, Plataforma Editorial, Barcelona 2014, p. 198.