después de los cincuenta

Según cierta creencia japonesa, la vida del ser humano dura cincuenta años: los que siguen son “años de más”,[1] o más bien: años regalados. Cuenta Miguel Marinas que a esa edad Rocío Jurado formuló una noción importante: “Rocío Jurado –a quien yo llamo la epistemóloga Rocío Jurado- dijo en un momento determinado, debía de tener cuarenta y tantos años, cincuenta, y dijo: yo estoy para dar.[2]

 

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[1] Poemas japoneses a la muerte, antología de Yoel Hoffmann, traducción de Eduardo Moga, DVD, Barcelona 2000, p. 226.

[2] Miguel Marinas en Olvido García Valdés, Un lugar donde no se miente (conversación), libros de la resistencia, Madrid 2014, p. 145.