Resulta asombrosa la ceguera con que la mayoría social se enfrenta a sus perspectivas históricas… Oficiando como portavoz de esa mayoría, el sociólogo Ignacio Sotelo escribe: “En un mundo globalizado –al menos en el futuro que cabe atisbar-, pocos dudan de que el capitalismo no sea nuestro único destino. Afirmar que navegamos en un barco del que no cabe ya bajarse parece tan obvio como trivial”. Y prosigue su análisis –realmente obvio y trivial- sin que se le ocurra otro inconveniente del capitalismo que “la enorme desigualdad social que lleva en su entraña” (“Un capitalismo sin alternativa”, El País, 28 de abril de 2016), sin atisbar siquiera el enorme asunto, el tema de nuestro tiempo: la crisis ecológico-social que va derivando en ecocidio más genocidio. Ese barco donde navegamos “del que no cabe ya bajarse” es el Titanic –pero nuestros sesudos analistas PRISAicos parece que ni lo ven, ni lo huelen, ni lo sienten. La mayoría social sigue confiando en que nos salvará la Virgen de Lurdes o las tortugas ninja –aunque ahora encarnen en la figura de la tecnociencia con sus superpoderes…