diálogos en el barrio

-Así que para la “serenidad” del alma epicúreos, estoicos y budistas se proponen eliminar el deseo; la ilusión de la espera, en definitiva. Si no deseas no sufrirás. Ay, mientras eso no te impida vivir con intensidad el presente… ¿Por qué suspender el deseo? ¡Ah, sí! Para no sufrir… Qué cobardía contraria a la razón vital. Te perderás el aprender a ser valiente y maduro cuando tu deseo no se realice, y algo más importante: no aprenderás a tolerar la frustración.

-Es un asunto de gran calado… ¿Debemos aspirar modestamente al amor universal, o contentarnos –ahí es nada— con la pacificación de la existencia?

-Deberíamos aprender a amarnos unos a otros, ah, y sin el cicatero punto medio. Cuando hay amor, hay paz…

-Eres una maximalista del amor. Bendita tu osadía…

-No sé lo que es eso, pero la verdadera vida es para mí saltar disfrutando la osadía y el salto, aunque a veces te des el batacazo…

-¡¡¡GOOOOL del Real Madrid!!! (atronador delirio desde mil ventanas del barrio a la vez, que pone punto final al intercambio).