«el 24-m comenzó el cambio en el estado español» -análisis de manuel garí

El 24 M comenzó el cambio en el Estado español

Crónica de urgencia tras las informaciones gubernamentales sobre los resultados de los comicios

Manuel Garí

El domingo día 24 de mayo se han celebrado elecciones en los nueve mil municipios del Estado español, en 13 de las comunidades autónomas (excepto en Andalucía, Galicia, Cataluña y País Vasco), en las diputaciones de las tres provincias vascongadas, en los cabildos de las siete islas Canarias y en los consejos de las tres islas Baleares.

El principal dato de la jornada es que el Partido Popular (PP), con 6 millones de votos, ha perdido 2,5 millones respecto a las anteriores elecciones municipales, superando solamente en 400.000 al Partido Socialista (PSOE). El segundo dato es que el bipartidismo sobre el que se asienta el modelo político del régimen de creado en 1978 ha experimentado un duro varapalo. El tercer elemento es la irrupción con fuerza de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) que han logrado excelentes resultados en Barcelona y Madrid, pero también en la ciudad de Cádiz y otras, lo que les permitirá gobernar tras años de monopolio de la derecha –CiU coalición conservadora en Barcelona, o PP en el resto-. La cuarta cuestión a considerar es que los resultados de Podemos en las elecciones autonómicas han sido buenos pero por debajo de las expectativas que una parte importante de la izquierda se había hecho, quedando como tercera fuerza en el mejor de los casos. Por su parte Ciudadanos, la opción de regeneración del régimen fabricada desde los consejos de administración de algunas grandes empresas, no ha obtenido los resultados que esperaban.

En términos de poder político institucional el descalabro del PP es aún mayor que lo que se aprecia de la mera constatación de los votos obtenidos. El PP pierde la mayoría absoluta en Cantabria, Castilla-La Mancha y las comunidades Valenciana y de Madrid. En el caso de que haya acuerdos entre los partidos de izquierda, puede perder Aragón, Extremadura y Baleares. De momento, mantiene el poder en Castilla y León, La Rioja y Murcia. En las elecciones municipales, con el 94,5% de los votos recontados en Barcelona, Ada Colau obtiene 11 concejales, frente a los 10 de CiU, los 5 de Ciudadanos y los 4 del PSC que tiene los peores de su historia. En Madrid, con el 99,51% escrutado, Esperanza Aguirre logra 21 ediles, frente a los 20 de Manuela Carmena, pero no podrá gobernar pues la suma de los concejales de izquierda es superior a los de derecha.

Intentando hacer una lectura interesada, Pedro Sánchez, líder del PSOE, ha afirmado que los resultados «son el principio del fin de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno». Lo que no dice Sánchez es hacia dónde debe caminar el país para cambiar de rumbo. No en vano el pretendiente socialista a sustituir a Rajoy también votó la reforma del artículo 135 de la Constitución que hace prevalecer el pago de la deuda sobre los gastos sociales. Sánchez se equivoca si cree que el proceso vuelve a ser una nueva edición de la alternancia entre los dos partidos dinásticos. La derrota del PP es la expresión del rechazo a las políticas de recortes de derechos y de democracia que han llevado a la mayoría social trabajadora a una situación de empobrecimiento continuo mientras las élites se enriquecían, con el resultado de que la sociedad española es la más desigual del panorama de la Unión Europea.

En estas elecciones Podemos y las CUP se han consolidado como las herramientas políticas para que el pueblo se exprese, las clases trabajadoras tengan una representación política y el cambio siga avanzando. Las urnas arrojan un mensaje inequívoco: fuera el PP de todas las instituciones, pero Podemos y las CUP deben ser garantes de que el cambio se profundice hasta lograr la ruptura democrática y evitar que el PSOE articule una regeneración cosmética del viejo andamiaje. Para lograrlo ambas agrupaciones deberán evitar que por acción u omisión pueda gobernar el PP, realizar experiencias conjuntas de impulso de la movilización popular junto a las organizaciones sociales, mantener debates de calado programático y estratégico para diseñar el futuro, y potenciar la participación activa de la ciudadanía en los asuntos públicos mediante la creación de nuevas formas de decisión popular vinculante en los ámbitos municipal y autonómico.

Tal como se plantea en el Comunicado Urgente de Anticapitalistas tras el 24 M, “ahora es el momento de abrir un debate masivo y democrático en el movimiento popular para ganar las elecciones generales que vienen. Necesitamos seguir expandiendo y organizando la oleada de cambio, con asambleas abiertas en todos los rincones del Estado. La unidad popular, una ruptura radical con la lógica de gestionar la austeridad, una apuesta clara por hacer participar a la gente en todas las decisiones que están por venir, incluida la política de pactos, son el camino para ganar”. Ésa es la principal tarea actual de las y los anticapitalistas en el Estado español.

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Comunicado urgente de Anticapitalistas sobre las elecciones del 24 M

Lunes 25 de mayo de 2015

Anticapitalistas

Estas elecciones demuestran que algo ha cambiado ya. La derrota histórica del Partido Popular es una impugnación contundente a las políticas de recortes de derechos, de democracia, una autentica bofetada a las políticas que han llevado a la mayoría social trabajadora a una situación de empobrecimiento continuo mientras las élites se enriquecían. Es natural porque el electorado está compuesto mayoritariamente por la gente que genera todos los días riqueza con su trabajo y que ha sufrido la crisis. Hay un avance fundamental en estas elecciones: la consolidación de herramientas políticas como las Candidaturas de Unidad Popular y Podemos, a través de las cuales la gente se ha podido expresar. El mandato popular es claro: echar al PP de todas las instituciones sin permitir que el PSOE articule un recambio superficial.

El mapa sin embargo, es complejo. Las particularidades territoriales demuestran que el Estado Español, dada su naturaleza plurinacional, es un territorio multiforme, a nivel social, cultural y político y que eso se expresa también en los resultados electorales. Sin embargo, podemos resaltar una lección de calado que se refleja en los resultados de Madrid, Barcelona y Cádiz. La implantación territorial, la superioridad de la organización desde abajo sobre las maquinas meramente electorales. Esto nos ha permitido plantar cara a la derecha y conquistar posiciones importantísimas para las clases populares.

Ahora es el momento de abrir un debate masivo y democrático en el movimiento popular para ganar las elecciones generales que vienen. Necesitamos seguir expandiendo y organizando la oleada de cambio, con asambleas abiertas en todos los rincones del Estado. La unidad popular, una ruptura radical con la lógica de gestionar la austeridad, una apuesta clara por hacer participar a la gente en todas las decisiones que están por venir, incluida la política de pactos, son el camino para ganar.

Seguimos. Irrumpimos en las urnas, ahora toca implantarnos en todos los rincones de la sociedad.

Dada la importancia de la situación que se ha abierto y de la profundidad de los cambios que están en ciernes, a lo largo de esta semana sacaremos análisis más detallados sobre resultados y perspectivas. 24 horas del 24 de mayo de 2015.

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http://blogs.publico.es/esther-vivas/2015/05/24/barcelona-epicentro-del-cambio/]

Barcelona, epicentro del cambio
Esther Vivas

Ese «sí se puede» que durante meses retumbo en plazas y calles después de una imborrable Primavera Indignada del 2011 llega ahora como un terremoto a las instituciones, algo inimaginable entonces. La victoria de Barcelona en Comú en Barcelona, con Ada Colau al frente, ha hecho saltar por los aires el tablero político.

Si durante largo tiempo tuvimos que oír a tertulianos de distinta índole acusar al 15M de radical, antisistema y «perrofláutico», diciendo aquello de que «si queréis hacer política formad un partido», como si la política se limitara a hacer política partidista, sin entender o no querer entender absolutamente nada de lo que significó ese «levantamiento popular»  indignado; ahora, las peores pesadillas del establishment se han hecho realidad. El discurso contrahegemónico levantado en aquel momento en múltiples plazas, capaz de dibujar un nuevo imaginario colectivo, que mostró sin rodeos el vínculo entre crisis económica y secuestro político y que conectó, como nunca antes, con una mayoría social golpeada por tres largos años de recortes asalta hoy las instituciones, desbordando los límites de lo posible que nos habían impuesto.

No se trataba, como decían algunos «todólogos», de uniformizar la heterogeneidad del movimiento en un partido único, y hacer más de lo mismo, sino de levantar nuevos instrumentos políticos, metodologías, confluencias, procesos que permitieran trasladar esa indignación de la calle a las instituciones. Convertir la mayoría social azotada por la crisis en mayoría política. Sin olvidar que todo proceso de cambio real vendrá de la toma de conciencia colectiva, la autorganización popular y la movilización sostenida. En definitiva, ocupar las instituciones, como antes se habían ocupado las plazas, para ponerlas al servicio de los «nadie». Y eso es lo que se ha hecho ahora.

La eclosión fulgurante de Podemos un año atrás, en mayo del 2014, obteniendo inesperadamente en las elecciones europeas 1,2 millones de votos y 5 eurodiputados, fue el mejor ejemplo. Una hoja de ruta planteada anteriormente, en abril del 2013, por el Procés Constituent en Catalunya, impulsado por la monja benedictina Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres, apelando a construir desde abajo una nueva mayoría político-social. Una apuesta que Guanyem Barcelona y Ahora Madrid, a pesar esta última de no ganar por la mínima, han materializado como nadie en estas elecciones. Una experiencia que se ha extendido a numerosos municipios y comunidades, con la emergencia de nuevas fuerzas políticas, resultado de la confluencia social, capaces de llegar a los sectores más golpeados, quienes sí se han movilizado y han votado en esta ocasión.

Los resultados de esta contienda electoral rompen los esquemas de la política tal como la conocíamos desde la transición. El tablero ya no es cosa de dos. Y la entrada de los «sin voz», de los precarios, los desahuciados, los parados…, en definitiva de los «outsiders», al frente del ayuntamiento de Barcelona demuestra que se puede ganar y que todo es posible. Es el momento de llevar a la práctica esa famosa consigna de «mandar obedeciendo». Pero, la senda del cambio en mayúsculas no será fácil. La presión del establishment, desde sus lobbies económicos a su maquinaria mediática, no se hará esperar. Las trabas y las descalificaciones, de bien seguro, serán múltiples. La responsabilidad, así como la oportunidad, es enorme.

Hoy vivimos un momento histórico. Han pasado cuatro años desde que en las plazas se gritara: «No nos representan». Tras el terremoto político de estas elecciones una nueva consigna se impone: «Sí nos representan». En Catalunya, las elecciones al Parlament son el próximo asalto. En Madrid, el Congreso de los Diputaos que se prepare. Como decía Ada Colau en esta histórica noche electoral: «Esto es una revolución imparable».

*Artículo en Publico.es, 25/05/2015.


Esther Vivas @esthervivas | facebook.com/esthervivas | www.esthervivas.com