En cierta forma, podríamos decir que el error fatal de la humanidad ha sido no hacer caso a Zoroastro, el sabio persa, hace tres mil años y pico.
No me refiero al Zaratustra de Nietzsche (con ese tipo hay que andar con mucho ojo); sino al Zoroastro “axial”, el primero de los reformadores de aquella Achsenzeit (Era Axial) sobre la que llamó la atención Karl Jaspers, quienes se dieron cuenta de la destructividad del curso civilizatorio que estábamos siguiendo y nos intimaron a la transformación, a la conversión, a la metamorfosis.
Más de tres mil años después podemos constatar: por desgracia, su intimación no ha tenido mucho éxito. Zoroastro sintetizaba muchas aspiraciones éticas en su triple principio: buenos pensamientos, buenas palabras, buenas acciones. Todavía seguimos tratando de situarnos a esa altura. Que Ahura Mazda nos ayude.