el gran tapiz

“La vida es un gran tapiz”, pensaba Albert Einstein, relativizando nuestro egocentrismo: “El individuo es sólo una hebra insignificante en un diseño inmenso y milagroso”.[1] Probablemente sin conciencia de ello, estaba actualizando una antiquísima imagen que aparece, por ejemplo, en el estoico Epicteto (en Pláticas I, 2, 17-18): “Tú crees ser uno de tantos hilos de la túnica. Y entonces ¿qué? Cúmplete pensar en cómo asemejarte a los demás hombres, así como tampoco el hilo no pretende tener nada distinto de los demás hilos. Mas yo púrpura quiero ser, eso poquito y brillante y que es causa de que todo lo demás parezca elegante y hermoso…”[2]