el nuevo sentido común orwelliano

Elon Musk haciendo el saludo hitleriano (¡dos veces!) en la ceremonia de entronización de Donald Trump, el 20 de enero, resume en un gesto buena parte de lo que hay que saber sobre nuestra época.

En su discurso Trump habló de una nueva era, una “Edad de Oro” en EEUU, a través de una “revolución del sentido común”. El nuevo sentido común orwelliano para el que la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza.

Asistimos a la concentración en una repelente plutocracia del poder político (y militar), económico (en la toma de posesión de Trump estaban Zuckerberg, Bezos, Musk y Pichai) y sobre todo el que se ha vuelto el más importante de los poderes, el de configurar las mentalidades a través de impenetrables algoritmos. Ay, yo escribí hace ya diez años ¿Derrotó el smartphone al movimiento ecologista?

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Vale la pena volver sobre este asunto último: cómo cambia internet las mentes y los cerebros humanos. En 2004 Michael Goldhaber (un intelectual estadounidense “sesentayochista” que inició su trayectoria en las filas de Science for the People y en los últimos años ha analizado la economía de la atención)[1] publicó un valioso ensayo sobre esta cuestión.[2] Víctor Lapuente resume algunos elementos: en el mundo analógico, las historias, con su principio y final, eran una sucesión de lógica de causa A lleva a efecto B. En el mundo digital, ningún argumento es definitivo. “Las historias están siempre incompletas, a expensas de lo que diga tal o cual internauta. Nada se cierra. Los relatos son abiertos como los videojuegos. Las historias no tienen arco narrativo, son pastiches. No hay espacio (Musk interviene desde Texas en la política alemana) ni tiempo (los tuits son imperecederos). Así tienen éxito los mensajes irracionales y caóticos, sobre los perjuicios de las vacunas o la necesidad de conquistar Groenlandia para garantizar la seguridad mundial. En nuestras mentes plásticas de Homo interneticus todo tiene cabida…”[3]

 

 

[1] https://wiki.p2pfoundation.net/Michael_Goldhaber

[2] Michael Goldhaber, “The mentality of Homo interneticus: Some Ongian postulates”, First Monday, 21 de mayo de 2004; https://firstmonday.org/ojs/index.php/fm/article/download/1155/1075/10321

[3] Víctor Lapuente, “Trump soy yo”, El País, 21 de enero de 2025; https://elpais.com/opinion/2025-01-21/trump-soy-yo.html

Lapuente arranca su artículo con estas consideraciones: “Cuando nos preguntamos azorados cómo fue posible una segunda entronización de Trump, y que la capital de la democracia mundial se convirtiera ayer en una cumbre ultra, no puedo dejar de pensar en la supuesta carta que G. K. Chesterton envió hace más de un siglo a un periódico que hacía una encuesta a sus lectores sobre cuál era la causa del Mal en este mundo. ‘Dear Sir, soy yo. Y me pregunto por qué otros lectores no han enviado una respuesta similar’. Cuando un fenómeno es tan ubicuo que embruja a la ciudadanía de la pampa argentina a la estepa siberiana, pasando por el Amazonas y los Alpes austriacos, lo más probable es que la causa esté, un poco, en todos nosotros. Y, en particular, en la forma de operar de nuestros cerebros, que han sido (ligeramente, como mínimo) modificados en los últimos lustros gracias a internet…”