Alvaro Pombo publica novela, y critica la egocentricidad que queda resumida en los versos de Quevedo: “Vive para ti solo, si pudieres,/ pues sólo para ti, si mueres, mueres”.
Dice el novelista: “El yo tiene que ser transformado, controlar nuestras pasiones y nuestras insignificancias. Puede ser horizontalmente, por el encuentro con el otro. (…) Sin un cierto desasimiento no puede uno estar en buena relación con el mundo, ni con el humano ni con el mundo físico… Esto en lugar de empobrecer, dilata” (entrevista en El País, 1 de mayo de 2014).
Frente a los versos tremendos de Quevedo, la pregunta de Elena Poniatowska: “¿Es éste el sentido de la vida: acompañar hasta desaparecer?”