A menudo se confunde el pesimismo –de la inteligencia— con el derrotismo o el fatalismo o la pasividad…[1] Pero si uno se resiste hoy a abdicar de la lucidez tiene que ser pesimista; y puede no obstante seguir mascullando, con Claudio Rodríguez, que “estamos en derrota, nunca en doma”, y seguir peleando desde su pesimismo activo. (Otro asunto, y no menor, es que esa clase de tensión psíquica resulte muy difícil de soportar.)
Cuando oigo hablar de esperanza, dice el post-ecologista Paul Kingsnorth, echo mano de mi botella de whiskey.[2] ¿Esperanza? Sí, pero esperanza contrafáctica, esperanza desengañada, esperanza que no se haga ni la menor ilusión sobre la profundidad de la tragedia humana. Esperanza en las posibilidades del ser humano, no en lo que éste es hoy… Esperanza que impida entrar en su casa al autoengaño. Y sarcasmo apasionado, que es –lo decía Antonio Gramsci, lo recordaba Paco Fernández Buey[3]— la buena forma de seguir amando los grandes ideales humanitarios de siempre, sin hacerse utópicas ilusiones, en épocas de transición –épocas que ahora se nos han transformado en épocas de colapso…
[1] Un buen ejemplo de esta confusión en alguien por otra parte tan lúcido y combativo como Noam Chomsky: “¿Optimismo? Es siempre la misma historia. Siempre, no importa cómo juzgues lo que está pasando en el mundo, tienes, básicamente, dos opciones. Puedes decidir ser pesimista, decir que no hay esperanza y abandonar todo esfuerzo, en cuyo caso contribuyes a asegurar que suceda lo peor. O puedes agarrarte a cualquier esperanza –siempre hay alguna– e intentar hacer lo que puedas y quizás así seas capaz de evitar un desastre, o incluso, de abrir el camino a un mundo mejor…” Miguel Mora entrevista a Chomsky, “Syriza y Podemos son la reacción al asalto neoliberal”, 17 de febrero de 2015 (http://www.vientosur.info/spip.php?article9828 )
[2] Daniel Smith, “It`s the end of the world as we know it… and he feels fine”, reportaje sobre el movimiento cultural Dark Mountain, The New York Times Magazine, 17 de abril de 2014. Puede consultarse en http://www.nytimes.com/2014/04/20/magazine/its-the-end-of-the-world-as-we-know-it-and-he-feels-fine.html
[3] Francisco Fernández Buey, “La oposición a la OTAN y el movimiento pacifista” (1981), en Discursos para insumisos discretos, Eds. Libertarias, Madrid 1993, p. 183.