fetichizar la razón

Se puede, desde luego, fetichizar la razón: no faltan ejemplos en el amplio campo de la Ilustración europea. Hay formas de racionalismo insensibles a la realidad e inaceptables desde casi cualquier perspectiva humanista.

Pero es mucho más fácil fetichizar formas de irracionalismo. En caso de duda, del lado de la razón –porque es mucho más improbable, vulnerable y frágil.