Para saber vivir es necesario aprender a morir, nos han dicho nuestros sabios (filosofemas clásicos al respecto en Platón y Montaigne): asumir de verdad la finitud humana. Y hoy aprender a morir no sólo como individuos sino como civilización: es lo que argumenta persuasivamente Roy Scranton en un valioso librito.[1]
[1] “El mayor desafío que afrontamos es filosófico: comprender que esta civilización ya está muerta. Cuanto más pronto asumamos nuestra situación y nos percatemos de que nada podemos hacer para salvarnos, antes lograremos emprender la difícil tarea de adaptarnos, con humildad mortal, a nuestra nueva realidad”. Roy Scranton, Learning to Die in the Anthropocene. Reflections on the End of a Civilization, City Lights Books, San Francisco 2015, p. 26.