“Dios es amor”, escuchamos a los creyentes de diferentes religiones. Pero van demasiado deprisa: anticipan la meta de sus anhelos… Sería mejor decir: los seres humanos (finitos, escindidos, vulnerables, dependientes, mortales) deberíamos amarnos unos a otros. Y a esa situación de amor, a esa comunidad por crear, podríamos llamarla dios.
Habrá justicia si la construimos. Habrá democracia si luchamos. Y habrá dios si le permitimos nacer.