Otro científico del IPCC, el francés François Gemmene, reflexiona a partir del VI Informe de Evaluación:[1] “Resulta difícil asumir la tercera parte del informe del IPCC, porque muestra que tenemos las soluciones al alcance de la mano[2] y que sin embargo no vamos a ponerlas en práctica. De forma consciente, elegimos no luchar contra el cambio climático.
Durante mucho tiempo pensé que, ante la enormidad de los impactos y la disponibilidad de soluciones, nuestras democracias optarían por lo segundo. Pero no es el caso. En Francia, en un escenario optimista, tres de cada cuatro votantes votarán por un programa climático insuficiente. Y no se trata de algo específico de Francia. Todas las democracias optan por no luchar contra el calentamiento. A menudo se dice que corresponde a los Gobiernos actuar, pero la realidad es que sus electores no les dan ninguna instrucción al respecto.
Es una elección democrática. Pero también es una opción de civilización: elegimos emprender una trayectoria que conduce a +3’5 grados (si todo va bien). Y por tanto trasladar a nuestros hijos la carga de gestionar los impactos más graves.[3]
Sinceramente pensé, durante mucho tiempo, que era una cuestión de pedagogía, concientización, etc. Pero hoy me doy cuenta de que la realidad es más simple que eso: no queremos luchar contra el cambio climático, porque esa lucha no seduce ni ilusiona.
¿Qué opciones hay para no hundirse en el derrotismo, si resulta imposible convencer a la mayoría? Primero, confiar en la acción de una minoría, decidida y organizada, para poner las cosas en marcha. En las empresas, las comunidades, los municipios, en todas partes… A continuación, recordar que cada tonelada de CO2 que no se libere a la atmósfera evitará el sufrimiento de millones de personas, y eso vale la pena. Y por último, realmente, prepararnos para vivir en un mundo de +3 grados (al menos).
Para mí, este informe del Grupo III supone realmente el golpe de gracia. Porque muestra cómo podríamos llegar desde aquí hasta allá, pero sobre todo por qué no lo haremos. Y resulta difícil de aceptar. Y eso implica cambiar de estrategia, a falta de otros objetivos.”
Pierre Charbonnier comenta: “Totalmente de acuerdo con François en este punto: todo lo que sé sobre las estructuras de poder y de toma de decisiones colectivas me lleva a creer que no alcanzaremos el objetivo de 1’5°C, ni siquiera de 2°C. (…) Hay que prepararse para el fracaso”.[4]
[1] Hilo de tuits a partir de éste: https://twitter.com/Gemenne/status/1511988965108334592
[2] En realidad esto no es así (plan A/ plan B/ plan C), pero dejémoslo estar ahora. (Nota de J.R.)
[3] También aquí habría que corregir un poco el tiro: con +3’5ºC o más, puede que no haya que preocuparse de tales asuntos por extinción de la especie humana (teniendo en cuenta las realimentaciones y tipping points que se activan a partir de +2ºC). Pero, de nuevo, no es eso lo que me interesa ahora. (J.R.)
[4] https://twitter.com/picharbonnier/status/1512029991579566081