fue un error optimista hablar de ecofascismo

Fue un error optimista hablar de ecofascismo, pensando que se asumiría de alguna forma la crisis ecosocial para darle una salida fascista. Lo que tenemos es fascismo a secas: negacionismo hasta el final, más la afirmación de que prevalecerá un sector de elegidos.

(Si se insiste en llamar ecofascismo a las corrientes actuales, entonces habrá que llamar a lo de Hitler y Mussolini también ecofascismo…)

(Y si se quiere puntualizar sobre lo de ahora: llamémoslo fascismo de fin de mundo, Ragnarok-fascismo o Armagedón-fascismo.)

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“Cuando personajes prudentes como el secretario general de la ONU o el ex diplomático español Miguel Ángel Moratinos dicen que ‘la humanidad ha abierto las puertas del infierno’ al ignorar el calentamiento global e incumplir los objetivos impuestos, y que nos encontramos ‘al borde de la Tercera Guerra Mundial’, expresan el mero sentido común de cualquier persona despierta. Efectivamente, en comparación con situaciones del pasado el mundo de hoy es peligroso por la combinación y correlación de dos crisis, la una dentro de la otra: la crisis del declive occidental y la crisis del Antropoceno, o mejor dicho del capitalismo antropocénico. (…) ¿Cómo se lee lo de Gaza a la luz de la combinación de estas dos crisis? ¿Qué mensaje lanza la complicidad occidental con la evidente y criminal negación del principio de igualdad entre seres humanos en el siglo XXI que se observa allá? Sin duda un mensaje y un aviso sobre cómo la parte privilegiada de este mundo pretende ‘solucionar’ el callejón sin salida al que nos ha conducido el sistema capitalista. Es decir: la ‘solución’ de mantener islas de libertad y derecho estrictamente protegidas por ejércitos y armadas para, digamos, el 20% de la población mundial, y excluir, recluir y si es necesario exterminar al resto en zonas, humana y ambientalmente, desastradas. El sociólogo Immanuel Wallerstein decía que esto podía no ser muy diferente del orden pregonado por Hitler y los nazis…”[1]

 

[1] Rafael Poch de Feliu, “Un genocidio entre dos crisis. Consideraciones sobre el futuro y el pasado del actual mundo peligroso”, ctxt, 20 de diciembre de 2024; https://ctxt.es/es/20241201/Firmas/48139/rafael-poch-genocidio-gaza-gustavo-petro-cambio-climatico.htm . Escribe también Poch de Feliu:

“Esta brutalidad tiene precedentes en las sociedades europeas más sofisticadas y cultas. Caracterizó la colonización euroamericana del ‘Nuevo Mundo’ en la que los colonos europeos mataron a más de 55 millones de indígenas en América del Norte, Central y del Sur a lo largo de cien años, hasta el «periodo civilizador» de los siglos XIX y XX, durante el cual Occidente llevó a cabo las más brutales y salvajes campañas de violencia y exterminio en todo el mundo bajo la bandera de la modernidad y el desarrollo, particularmente en África y Asia, pero también incluso dentro de las propias fronteras europeas. Hacer en Europa algo que en los territorios coloniales no era nada excepcional, fue lo que convirtió a los nazis en criminales, como observó el fundador de la India moderna Jawāharlāl Nehru en un libro escrito en 1942 en una prisión colonial británica. El racismo colonial de Occidente es el nexo cultural e ideológico de las potencias occidentales con Israel, el ‘valor europeo’, si se quiere, que explica la complicidad y la evidente negación del principio de igualdad entre seres humanos en el siglo XXI. La comprensión ante el ‘derecho a defenderse’ de Israel en países como Alemania, Francia o Inglaterra es resultado directo de la común historia colonial. Al fin y al cabo ¿qué está haciendo Israel en Palestina que no hiciera Francia en Argelia e Indochina cuando los de mi generación éramos niños? ¿O Inglaterra en la India de lo que Mike Davis llama el ‘holocausto tardo-victoriano’? ¿O Alemania con el genocidio herero y namaqua en la actual Namibia a principios de siglo, cuando nuestros abuelos eran niños? ‘Gaza’, dice Gustavo Petro, ‘es el espejo de nuestro futuro inmediato’. Y me permito añadir: también el retrovisor de nuestro pasado.”