gladiadores de la verdad parcial

En lo que cabe llamar –con Hannah Arendt- la vida del espíritu, aquello que nos extravía, casi siempre, son las verdades parciales. Nos percatamos de una perspectiva importante, iluminadora –decimos por ejemplo: “toda la vida es vida cotidiana”, o: “el arte ha de ser vencido y la realidad salvada”- y en el entusiasmo por esa verdad nos cerramos a todas las otras verdades, desconocemos las demás perspectivas que alumbran también mundos humanos esenciales. Y, en el peor de los casos, nos convertimos en beligerantes cruzados de nuestra verdad parcial.