¿Cómo se enfrentan los juristas de prestigio a una crisis existencial de nuestras sociedades, provocada por el mal encaje de las mismas en la biosfera? Puede servir como ejemplo esta reflexión de Tomás de la Quadra Salcedo, catedrático emérito de Derecho Administrativo, ex ministro de Justicia y ex presidente del Consejo de Estado, entre otras altas dignidades.
Está en juego «una obligación ineludible: la de no hacer daño a los demás. El viejo principio romano de no hacer daño al otro (el alterum non laedere de Ulpiano) continúa explicando muchas cosas, como esta mutación de los límites de nuestros derechos fundamentales provocada directamente por un hecho de la naturaleza.» Los hechos científicos, sigue diciendo el ex ministro de Justicia, «delimitan automáticamente la frontera de nuestros derechos con nuestra obligación de no hacer daño a los demás. Las medidas adoptadas delimitan o restringen nuestra libertad (…), pero no violan nuestro inexistente derecho fundamental a poner en peligro la vida y salud de los demás. Las medidas no se dirigen a suspender derechos, que en realidad no permanecen inmutables en el escenario de una naturaleza desenfrenada, sino a adoptar las científicamente necesarias, por duras que nos resulten, para evitar la catástrofe. Su proporcionalidad es otra cuestión bien relevante, controlable por los tribunales atendiendo a criterios técnico-científicos».
https://elpais.com/elpais/2020/04/07/opinion/1586245220_558731.html
¿Está hablando de la catástrofe climática en ciernes -la manifestación más evidente de una crisis ecológico-social global que, en efecto, pone en jaque el ser y no ser de nuestras sociedades? No, Tomás de la Quadra Salcedo está hablando del coronavirus y la enfermedad que provoca (covid-19). Pero todo su razonamiento debería aplicarse, con más peso aún, a la crisis climática.
Lo que se puede ver ahora con claridad es que la emergencia climática que declararon hace meses diversas instituciones era totalmente fake: discurso (bienintencionado) no acompañado por acción. El parón en seco de nuestra sociedad para combatir la covid-19 nos da la medida de la dimensión que tendría, de verdad, iniciar una transición ecológica.