¿hacia dónde vamos?

1938, Munich: las democracias parlamentarias occidentales, paralizadas por cobardía y cegadas por wishful thinking, capitulan ante el totalitarismo hitleriano y enfilan el último tramo del camino que hará inevitables las catástrofes de la segunda guerra mundial, la Shoah, el Porraimos (es decir, los Holocaustos judío y gitano respectivamente)… Hoy, los gobiernos de esos estados que siguen llamándose a sí mismos democracias capitulan cada día antes las potencias tiránicas de la economía capitalista –especialmente ante los poderes financieros. La “salida” en falso de la crisis económica que comenzó en 2007, sin que se hayan ni siquiera atenuado los aspectos más destructivos de un capitalismo depredador y biocida, es un Munich cuyas ominosas consecuencias se prolongarán a lo largo del siglo XXI… Hoy el papel del régimen hitleriano lo desempeñan las compañías petroleras y otras grandes empresas globalizadas[1]. Los daños que causarán en el siglo XXI superarán con creces lo que pudo destruir el totalitarismo nacionalsocialista en el siglo XX:



[1] Una investigación reciente muestra que la gran mayoría de las emisiones históricas de dióxido de carbono fue causada por sólo noventa grandes empresas, privadas y públicas –entre ellas transnacionales tan conocidas como Chevron, Exxon o BP–, en el sector de los combustibles fósiles y la producción de cemento. Se trata, en concreto, de 50 empresas privadas, 31 empresas públicas y nueve naciones-estado. El autor señaló que aunque «hay miles de productores de petróleo, gas y de carbón en el mundo; pero si lo reducimos a quienes toman las grandes decisiones, los directores generales de las empresas, o los ministros del carbón y el petróleo de un puñado de países, todos ellos podrían caber en un autobús Greyhound o dos» (Suzanne Goldenberg, “Just 90 companies caused two-thirds of man-made global warming emissions”, The Guardian, 20 de noviembre de 2013; puede consultarse en http://www.theguardian.com/environment/2013/nov/20/90-companies-man-made-global-warming-emissions-climate-change ).

                En concreto, estas noventa entidades “grandes del carbono”, entre 1751 y 2010, lanzaron a la atmósfera el 63% de las emisiones totales –914 gigatoneladas de equivalente de dióxido de carbono (correspondientes a las emisiones de metano y el propio dióxido de carbono). El análisis de Heede muestra que, entre 1854 y 2010, las emisiones de 315 Gt de CO 2 correspondieron a las entidades propiedad de inversores, 288 Gt de CO 2 a las empresas de propiedad estatal, y 312 Gt de CO 2 a los nueve Estados-nación. De estas emisiones históricas acumuladas, la mitad se han lanzado a la atmósfera desde 1986: ¡sólo en el último cuarto de siglo! Es decir, en un período en que los gobiernos y las empresas ya sabían que las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero, muchas de ellas debidas a la quema de carbón, gas natural y petróleo, estaban causando un peligroso cambio climático. Por lo demás, estos mismos noventa “grandes del carbono” poseen las reservas restantes de combustibles fósiles que, si son extraídas y quemadas, intensificarán el cambio climático antropogénico hasta producir un verdadero colapso. Véase Richard Heede, “Tracing anthropogenic carbon dioxide and methane emissions to fossil fuel and cement producers, 1854–2010”, Climatic Change, noviembre de 2013. Puede consultarse en http://link.springer.com/article/10.1007/s10584-013-0986-y