Escribe Augusto Klappenbach en Público : “Esta crisis no se limita a un episodio transitorio pasado en el cual podrá repetirse la política de antaño, sino que revela una incompatibilidad radical entre el actual capitalismo financiero y la gestión democrática de la economía. El capitalismo ha entrado en una nueva etapa, que implica el protagonismo creciente de la especulación financiera y su dominio sobre la economía productiva…” (“Capitalismo sí pero no tanto”, Público, 14 de diciembre de 2011). Pero se da también otra incompatibilidad radical, que a medio y largo plazo resulta aún más peligrosa: incompatibilidad entre el capitalismo y la pervivencia de una biosfera habitable –para los seres humanos y para los demás seres vivos.
1950-1990 (aproximadamente): el capitalismo quiso hacer ver que era compatible con la democracia.
1990-2000 (aproximadamente): el capitalismo quiso hacer ver que era compatible con la sostenibilidad.
Pero ninguna de esas dos compatibilidades existe. Y en la “salida” de la crisis que comenzó en 2007 han caído todas las máscaras….
Interrogado sobre si la presente crisis puede suponer el final del capitalismo, Michael Löwy responde: «Éste siempre ha encontrado maneras de escaparse, incluso con la guerra o el fascismo, como sucedió en los años treinta en Europa. Hemos de recordar al filósofo Walter Benjamin, cuando en la postguerra, tras vivir la crisis del 29 y los posteriores episodios en Alemania, apuntó: ‘Nuestra generación ha aprendido una lección: el capitalismo nunca morirá de muerte natural. Tan solo lo hará cuando exista una acción colectiva que nos lleve hacia una nueva forma de vida’.»
(Vínculo a la entrevista con el pensador ecosocialista: http://www.anticapitalistas.org/Michael-Lowy-El-socialismo-y-la )