A los fundamentalistas del neoliberalismo –todo el poder para el Capital- la cultura dominante los llama “moderados”; y llama extremistas a quienes se atreven a soñar con una economía para las personas, y para la vida… Una “economía como si la gente importase”, en la formulación de aquel sabio que fue Ernst Schumacher.
Las sabidurías tradicionales –pensemos en el budismo o el estoicismo- estaban bien pertrechadas para lidiar con los desarreglos, las disfunciones y las locuras “normales” de la condición humana. Pero ya no estamos en ese mundo “normal” (del Holoceno precapitalista), sino en el desquiciado Extremistán capitalista del Antropoceno y la Gran aceleración. Ineptos para encontrar los caminos adecuados.
Ojalá hiciese falta menos humor porque la realidad fuese algo menos absurda y homicida.