la imaginación en las sociedades de baja energía

 “No hay milagros termodinámicos”, insiste Ferran Puig Vilar, una y otra vez. “Sin energía no ocurre nada”: para que ocurran cosas necesitamos energía (o más bien exergía, energía “de buena calidad”, capaz de producir trabajo). Es cierto. Pero que ocurran cosas interesantes y enriquecedoras de la vida humana no está ligado biunívocamente con el consumo de energía (por encima de ciertos mínimos): ello depende esencialmente de la naturaleza y calidad de nuestra imaginación social. ¿Soñamos con ser mineros en Júpiter –o con cultivar los vínculos humanos, y los nexos con la naturaleza, en una biosfera cuidada como un jardín?

 

No hay milagros termodinámicos; there is no free lunch, dicen los ecólogos. Es verdad: pero justo después de esa constatación, empieza la gastronomía –y las ricas conversaciones de sobremesa que seamos capaces de anudar… Sin energía no ocurre nada: pero muchas cosas interesantes pueden ocurrir en una sociedad de baja energía. Sócrates y Buda y Lao Zi y Marie de Gournay y Bach y los pintores de Lascaux y Alce Negro y Toussaint Louverture y Gandhi y Wangari Maathai son criaturas de tales sociedades…