las ganas de reconocimiento

“Uno se hace viejo” –declara el gran Paco de Lucía en una entrevista— “no sólo porque te faltan las energías, sino porque te faltan los estímulos de los veinte años, las ganas de reconocimiento, las ganas de que te quieran, que es en el fondo lo que buscamos todos los artistas”. Está bien visto (aunque en la era del espectáculo las “ganas de que te quieran” se vean suplantadas demasiadas veces por las ganas de éxito medible en dólares contantes y sonantes), pero falta otra perspectiva. Independizarse parcialmente de la necesidad de reconocimiento ajeno es un paso adelante hacia la serenidad. Es cierto que distanciarse de semejante ansia –tan básica en el ser humano— puede restar energía: pero lo que uno gana a cambio es paz espiritual. Avanzar hacia esa clase de equilibrio no es hacerse viejo, es madurar.