La política –nos recuerda Ignacio Sánchez-Cuenca—“es el arte de lo posible; lo posible, sin embargo, suele quedar muy por debajo de los imperativos de la moral”.
Otra forma de ver las cosas sería: ser humanos –nuestra tarea ético-política— es el arte de lo necesario imposible.
(Remito aquí a mi breve ensayo “Soportar la tensión de lo necesario imposible”, en Resistencia de materiales, Montesinos, Barcelona 2006, p. 211-214.)